La Llorona" vuelve a aparecer en las chinampas de Xochimilco
Casi a la medianoche y entre los canales de Xochimilco y Cuemanco aparece una mujer vestida de blanco, flotando y deslizándose en las calmadas aguas de esta zona lacustre del sur de la ciudad de México, para revivir la leyenda de "La Llorona".
Niños, adultos y hasta lugareños se estremecen con el lamento legendario de "Ay, mis hijos!" que data de hace más de 500 años y que recorre los pueblos de casi todo el país y en el cual se cuenta la historia popular del mestizaje indígena-español.
Las trajineras parten a las 20:00 horas del embarcadero de Cuemanco y ahí empieza el ritual, la venta de atoles de amaranto, champurrado, tamales, esquites y elotes se realiza de embarcación a embarcación y son un bálsamo para el frío y viento casi decembrino que golpea el rostro de los visitantes.
Decenas de antorchas guían el camino de las trajineras o canoas que se encaminan al rito del remero hacia el islote Tlilac, donde una pirámide será el escenario de la tragedia de la princesa xochimilca Tlanextli y el español Don Fernando.
Bailes prehispánicos, tambores, cantos, luchas entre guerreros xochimilcas y españoles, un galeón que surca los canales para asemejar la conquista y una historia aderezada con la clásica canción "La Llorona" pero en lengua indígena.
El espectáculo es único de las trajineras, el solo escenario con cielo despejado y con algunas estrellas vale el boleto. Más de 60 actores dan vida a la leyenda tal vez más conocida en México desde tiempos de La Conquista.
Los lamentos de Tlanextli o La Llorona retumban en los canales cuando al final flota majestuosa con su vestido de seda blanca y se pierde entre las chinampas buscando a sus hijos, asesinados por españoles e indígenas que se oponían al mestizaje.
El regreso, casi a la medianoche, se efectúa en completa oscuridad y los remeros cuentan anécdotas de los misterios del lugar, de la propia "Llorona", de que su llanto formó estos canales que lo mismo sirven para cultivo de hortalizas que para revivir leyendas mexicanas. "La Cihuacóatl, el lamento de la Llorona" cumple 16 años de presentarse en este natural y majestuoso escenario, a sólo unos pasos de Periférico Sur y tiene funciones viernes, sábados y domingos hasta el próximo 22 de noviembre.
Niños, adultos y hasta lugareños se estremecen con el lamento legendario de "Ay, mis hijos!" que data de hace más de 500 años y que recorre los pueblos de casi todo el país y en el cual se cuenta la historia popular del mestizaje indígena-español.
Las trajineras parten a las 20:00 horas del embarcadero de Cuemanco y ahí empieza el ritual, la venta de atoles de amaranto, champurrado, tamales, esquites y elotes se realiza de embarcación a embarcación y son un bálsamo para el frío y viento casi decembrino que golpea el rostro de los visitantes.
Decenas de antorchas guían el camino de las trajineras o canoas que se encaminan al rito del remero hacia el islote Tlilac, donde una pirámide será el escenario de la tragedia de la princesa xochimilca Tlanextli y el español Don Fernando.
Bailes prehispánicos, tambores, cantos, luchas entre guerreros xochimilcas y españoles, un galeón que surca los canales para asemejar la conquista y una historia aderezada con la clásica canción "La Llorona" pero en lengua indígena.
El espectáculo es único de las trajineras, el solo escenario con cielo despejado y con algunas estrellas vale el boleto. Más de 60 actores dan vida a la leyenda tal vez más conocida en México desde tiempos de La Conquista.
Los lamentos de Tlanextli o La Llorona retumban en los canales cuando al final flota majestuosa con su vestido de seda blanca y se pierde entre las chinampas buscando a sus hijos, asesinados por españoles e indígenas que se oponían al mestizaje.
El regreso, casi a la medianoche, se efectúa en completa oscuridad y los remeros cuentan anécdotas de los misterios del lugar, de la propia "Llorona", de que su llanto formó estos canales que lo mismo sirven para cultivo de hortalizas que para revivir leyendas mexicanas. "La Cihuacóatl, el lamento de la Llorona" cumple 16 años de presentarse en este natural y majestuoso escenario, a sólo unos pasos de Periférico Sur y tiene funciones viernes, sábados y domingos hasta el próximo 22 de noviembre.
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