Fantasía, fascinación, mito, leyenda, belleza e historia, todos estos elementos se unen en un ser único llamado desde el origen de la mitología griega simplemente como sirenas. Seres de extraordinaria belleza que navegantes como Cristóbal Colón y John Smith aseguran haber visto en sus travesías.
Sirenas, en el mundo de la mitología y el folclore, criatura marina; desde la edad media, la iconografía la presenta con cabeza y torso de mujer y cola de pez, aunque en la mitología clásica tenía cuerpo de ave, y así aparece en numerosos vasos griegos.
A las sirenas se las describe con frecuencia asomándose a la superficie del agua, o sentadas en una roca, peinándose su largo y rubio cabello con una mano y un espejo en la otra; se las considera seres inalcanzables y hermosos. Según las diferentes tradiciones se dice de ellas cosas contradictorias: que adivinan el futuro, que coaccionadas otorgan poderes sobrenaturales a las personas, que con sus cantos hacen que los hombres se enamoren de ellas y los arrastran al fondo del mar para devorarlos o transformarlos en sus amantes bajo el agua. Tanto la idea de un amor ideal pero fatal, como la de una belleza femenina inalcanzable forman parte inherente de su leyenda, y a este respecto existen paralelismos entre las historias que se cuentan de ellas y las que aparecen en la mitología clásica.
Es un personaje muy ligado a la literatura clásica. En la Odisea de Homero, unas sirenas intentan seducir con sus cantos hechiceros a Ulises y su tripulación cuando navegaban de regreso de la guerra de Troya; Platón, en La República, sitúa a ocho sirenas en las esferas que separan el mundo de los espacios celestes; Ovidio en las Metamorfosis, hace que estos seres alados acompañen pañen a Perséfone en sus viajes al Hades.
El tritón, como contrapartida masculina, es una criatura semejante a la sirena que aparece en las mitologías babilónica, semítica y pregriega. La misma idea se reproduce en la sirena japonesa Ningyo y en Vatea, el dios creador polinesio.
La leyenda de las sirenas se inició probablemente en los relatos de los marineros que tomaron como tales a mamíferos marinos, como manatíes, vacas marinas y focas. En la civilización occidental, se continuaron registrando avistamientos hasta el siglo XVIII, cuando el racionalismo empezó a echar abajo la superstición y la fantasía.
Joan Amades publicó en los años treinta un breve libro titulado Mitologia de la mar. He aquí las dos leyendas que recopiló sobre las sirenas.És molt estesa la creença en la sirena, ésser femení mig dona mig peix, posseïdor d’una gran bellesa. En les nits de bon clar de lluna surt a flor d’aigua, fins al cos, tota nua i amb la cabellera estesa, i sembla talment una dona que es banya. Habita un palau submarí ple de meravellosos i sorprenents encisos. Sent una gran atracció pels homes, que procura atreure’s amb cançons delicadíssimes, sovint acompanyades amb un instrument de corda. El cant de la sirena té una atracció immensa i és difícil poder sostreure’s al desig de seguir-la. El qui la sirena sedueix és conduït per ella al palau submarí, on esdevé marit seu; hi gaudeix de vida rica i regalada, però es torna mig peix com ella i no pot tornar a la vida terrena.La sirena era una donzella gallardíssima que vivia en un llogaret de la costa. Estava tan enamorada de la mar, que refusava tots els partits i deia que es volia casar amb la mar. Un dia amb una barqueta se n’anà molt endins i quan ja no veia terra s’emmirallà amb les aigües i caigué a la mar, d’on no ha sortit més i, es convertí en peix de cos avall. Encara que es presenta nua, té uns vestits preciosíssims formats per tots els éssers marins més meravellosos i esplandents.
* Quan no pot atreure’s un home que desitja, s’enfureix desesperadament i desencadena els temporals més terribles; la fúria de l’aigua li arrenca petxines i altres elements diamantins del vestit, elements que després llença la mar a la platja i que la mainada va a collir amb avidesa per llur procedència. Són molts els gats de mar que diuen haver-la sentida i han fet popa a corre-cuita.Y despúes del original catalán, la traducción de una servidora al castellano para que todo el mundo pueda entenderlo ;)
Se cree que la sirena, un ser femenino mitad mujer mitad pez, posee una gran belleza. En las noches de luna clara sale a la superfície del agua y saca medio cuerpo, desnuda y con la cabellera suelta y parece una mujer bañándose. Vive en un palacio submarino lleno de sorprendentes y maravillosos encantos. Siente una gran atracción por los hombres, que procura atraer con canciones muy delicadas que, a menudo, acompaña con un instrumento de cuerda. El canto de la sirena tiene una atracción inmensa y es difícil poder escaparse al deseo de seguirla. Quien es seducido por la sirena, es conducido a su palacio submarino, donde se convierte en su marido. Allí vive una vida regalada pero se vuelve medio pez como ella y ya no puede regresar a la vida terrestre.
La sirena era una doncella gallarda que vivia en un pueblecito de la costa. Estaba tan enamorada de la mar que rechazaba a todos sus pretendientes y decía que quería casarse con el mar. Un dia tomó una barquita y se fue mar adentro. Cuando ya no veía tierra, se reflejó en el agua y cayó al mar de donde ya no salió y se convirtió en pez de cuerpo abajo. Aunque se representa desnuda, tiene unos preciosos vestidos formados por los seres marinos más maravillosos y resplandecientes.
* Cuando no puede atraer al hombre que desea, se enfurece desesperadamente y desencadena los temporales más terribles; la furia del agua le arranca las conchas y otros elementos diamantinos del vestido, elementos que después la mar lanza a la playa y que los chiquillos recogen atraidos por su procedencia. Son muchos los lobos de mar que dicen haberla oído y que han virado a toda vela.
Sirenas
La palabra sirena proviene del griego Σειρήν Seirến, que quiere decir encadenado, lazo o cuerda y que sin duda nos hace recordar el poder cautivador y seductor que ejercían las sirenas y del cual era imposible escapar. Eran en un principio un híbrido de aves con cabeza y pecho de mujer de gran belleza. Gracias a sus voces dulces y seductoras a las que ningún hombre se podía resistir, se les considera también las ninfas de los mares que viven en una isla del mar Mediterráneo.
Con un origen incierto, existen referencias a sirenas desde la antigua civilización siria, donde se piensa que existió la primer sirena: Atargatis, Diosa de la fecundidad y la naturaleza, conocida como Astarté entre los fenicios y Tanis entre los cartaginenses. Según la mitología siria, Atargatis nació de un huevo depositado por un pez en el Eufrates e incubado por una paloma. Sin embargo, la teoría más aceptada del origen de las sirenas proviene de la mitología griega que nos explica que Aqueloo, dios de todos los ríos o aguas dulces y representado como hombre con cola de pez, tuvo con Estérope, Melpómene o Terpsícore cinco hijas sirenas: Aglaope, Telxinoe, Pisinoe, Partenope y Ligeria. Aunque se piensa que son hijas de la Danza, la Tragedia o la Música. Puede ser que también estuvieran relacionadas con Perséfone, reina de ultratumba y que durante la época de Homero, las sirenas fueran tres hermanas hijas de Aqueloo y de Caliope, la musa de la poesía: Leucocea, lee los textos y los cantos; Lidia, toca la flauta y Fartenopea, toca la lira.
Se dice que el canto dulce y seductor de las sirenas llevaba a la muerte a los marinos, aunque no se sabe con exactitud en qué momento comenzaron a devorarlos. Es posible que, creyéndose superiores a las musas compitieron contra ellas en canto y al perder, se vieron obligadas a exiliarse en una isla rocosa, por lo que en venganza comenzaron a matar a los marineros que navegaban por ahí. Utilizando sus cantos y sus bellas voces, atraen las embarcaciones que se estrellan contra los arrecifes, los sobrevivientes eran asesinados y devorados sin piedad. Se dice también que las sirenas tenían el poder de transformarse en mujeres con cola de pez, y atraían a los marineros mostrándoles sus senos desnudos.
Posterior a la mitología griega, las sirenas siguieron existiendo y evolucionaron del ave con cabeza y pecho de mujer, a la mujer con cola de pez de la tradición nórdica. Las referencias más antiguas a sirenas de origen nórdico se remontan a la Edad Media, así como en las leyendas celtas y germánicas. Con un posible origen en la costa de Gran Bretaña, más tarde llegan a Cornualles atravesando el Canal de la Mancha, donde se les da el nombre de origen anglo-francés Mermaids y Mermen que quiere decir mujeres y hombres marinos. De ahí que en inglés el vocablo sirena, siren de la mitología griega se diferencie del vocablo mermaid, de la tradición nórdica.
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